¿Cómo afecta el calentamiento global al vino mendocino?
El calentamiento global impacta en la maduración de la uva y en la disponibilidad de agua. Conocé las soluciones que están aplicando los viñedos en Mendoza. Informe especial extraído de MDZ ON LINE.


El cambio climático no es solo una preocupación ambiental, sino una realidad que afecta a todo el mundo y con esto también a la producción vitivinícola de Mendoza. A medida que las temperaturas aumentan y los patrones climáticos se vuelven más erráticos. En este contexto, ¿Puede la Fiesta Nacional de la Vendimia tener que enfrentar nuevos desafíos que podrían modificar la calidad y cantidad de los vinos en el futuro?
Para contestar a este interrogante, es necesario realizarse otros cuestionamientos como por ejemplo, en qué afecta el cambio climático a la vid y qué soluciones están implementando los productores para adaptarse a este nuevo escenario.
El aumento de la temperatura media global provoca que la uva madure más rápido, lo que impacta directamente en la composición del vino. Con un ciclo de maduración más corto, los niveles de azúcar aumentan, lo que se traduce en vinos con mayor graduación alcohólica y una acidez más baja. Estos cambios pueden modificar las características tradicionales de los vinos mendocinos, obligando a los enólogos a buscar estrategias para mantener el equilibrio en los sabores.
El régimen de lluvias también está sufriendo alteraciones. Mendoza, con su clima desértico y su histórica dependencia del agua de deshielo, enfrenta una reducción en la disponibilidad del recurso hídrico. Las nevadas en la cordillera han disminuido en volumen y frecuencia, lo que afecta la recarga de los ríos y, por ende, el riego de los viñedos. Ante este panorama, muchas bodegas están recurriendo a sistemas de riego por goteo ultra eficientes y al uso de sensores para optimizar el consumo de agua.
Además las altas temperaturas y la reducción de precipitaciones también impactan en la microbiología del suelo. La falta de humedad afecta la disponibilidad de nutrientes y la estructura del suelo, obligando a los productores a replantear las prácticas de manejo agronómico. La implementación de coberturas vegetales, el uso de abonos orgánicos y la rotación de cultivos entre hileras son algunas de las estrategias utilizadas para mantener la salud del suelo y evitar la erosión.
Alternativas y soluciones para un futuro sostenible | Para hacer frente a estos desafíos, la vitivinicultura mendocina está apostando por diversas soluciones. Entre las cuales se destacan:
Cambio en la altitud de los viñedos: muchas bodegas están trasladando sus cultivos a zonas más altas, donde las temperaturas son más frescas y los efectos del calentamiento global son menos intensos.
Uso de tecnología avanzada: sensores de humedad, imágenes satelitales e inteligencia artificial están ayudando a monitorear los viñedos en tiempo real y tomar decisiones más precisas.
Nuevas variedades de uva: se están investigando y cultivando cepas más resistentes al calor y la sequía, que permitan mantener la calidad de los vinos sin comprometer la producción.
La vendimia mendocina, un evento emblemático que celebra la tradición y el esfuerzo de los productores, se encuentra en un punto de inflexión. La adaptación al cambio climático ya no es una opción, sino una necesidad para garantizar la continuidad y excelencia de la industria vitivinícola.

