El enólogo : alquimista, músico, jardinero y filósofo.
Breve texto con motivo de una nueva celebración de nuestra profesión y su alcance.


Cada 7 de septiembre se celebra el Día del Enólogo Argentino—una jornada que trasciende el calendario para convertirse en un homenaje a quienes convierten la uva en poesía líquida. En el corazón de esta tradición, Mendoza late como el alma del vino argentino, y en su seno, el Consejo de Enólogos de Mendoza se erige como faro de conocimiento, pasión y compromiso con la excelencia.
Venga entonces, en ésta segunda celebración, tener en claro algunos aspectos:
La enología: una de las profesiones más bellas del mundo | La enología no es solo una ciencia. Es un baile entre el arte y la química, una sinfonía donde el vino es la melodía final, pero cada nota se construye con paciencia, intuición y rigor. El enólogo es, al mismo tiempo, alquimista, músico, jardinero y filósofo.
Como un alquimista, transforma lo simple —la uva— en algo mágico: un vino que narra historias de lluvia, sol, viento y silencio.
Como un músico, compone armonías: el tanino es el contrapunto, la acidez el ritmo, el aroma la melodía. Cada añada es una nueva partitura.
Como un jardinero, escucha a la tierra. Conoce cada rincón del viñedo como un padre conoce el alma de su hijo. Sabe cuándo hablarle al suelo, cuándo dejarlo descansar, cuándo cosechar su regalo.
Como un filósofo, entiende que el tiempo no se mide en relojes, sino en barricas. Que la paciencia es la esencia del buen vino, y que la humildad es la virtud del que trabaja con la naturaleza.
En un mundo acelerado, el enólogo es un guardián del tiempo lento, del proceso cuidado, del detalle que hace la diferencia. Por eso, la enología no es solo una profesión: es una forma de vivir, de sentir, de amar la tierra.
Mendoza no solo produce vino: inspira enólogos. Es un lienzo infinito donde cada valle —desde Luján de Cuyo hasta el Alto Agrelo, desde Maipú hasta el Paraje Altamira— tiene su voz, su carácter, su alma. Y los enólogos son los traductores de ese lenguaje silencioso de la tierra.
Aquí, la profesión no se limita a la bodega. Es una misión cultural, un puente entre el pasado y el futuro. Entre los primeros inmigrantes que plantaron las primeras cepas y las nuevas generaciones que exploran vinos naturales, biodinámicos y de mínima intervención.
Consejo de Enólogos de Mendoza: la voz colectiva del vino | Fundado con el propósito de unir, representar y elevar a los profesionales del vino en la provincia, el Consejo de Enólogos de Mendoza es mucho más que una asociación técnica. Desde su creación, ha trabajado incansablemente por:
> Fomentar la educación continua y el intercambio de conocimientos entre generaciones.
> Defender la identidad del vino mendocino, promoviendo prácticas sostenibles y auténticas.
> Visibilizar el rol del enólogo no solo como técnico, sino como artífice de la cultura del vino.
> El Consejo actúa como un coro de voces que buscan ser la voz, en definitiva, de cada enólogo.