El Vino Mendocino se Afianza en la Demanda Global de Valor y Sostenibilidad hacia 2026
Más allá de la coyuntura y de los pronósticos negativos en ciertos aspectos a nivel internacional, se puede hallar ciertas aristas de esperanzas para el sector.


El mapa del comercio mundial está siendo redibujado por la incertidumbre arancelaria y la fragmentación logística, con proyecciones de un crecimiento global que apenas rozará el 2% en 2026. Sin embargo, en medio de esta ralentización, la vitivinicultura argentina —con Mendoza como su epicentro indiscutido— encuentra una oportunidad decisiva para reorientar su estrategia y consolidar su posición en el segmento de alto valor.
Los análisis de mercado global indican un giro fundamental en el consumo: el volumen cede terreno al valor añadido, y el consumidor exige con mayor rigor trazabilidad, sostenibilidad y menor huella de carbono.
Mendoza: Liderazgo y Desafíos del Malbec | Mendoza no solo concentra más del 80% de la elaboración de vino del país, sino que es la cuna del estandarte nacional en el mundo: el Malbec, que representa más del 63% del volumen total de vino varietal exportado (datos hasta octubre de 2024).
Si bien el valor FOB total de las exportaciones vitivinícolas argentinas experimentó una recuperación en 2024, alcanzando los 931.6 millones de dólares (un crecimiento del 15% respecto al año anterior), la tendencia histórica desde 2010 muestra un camino accidentado. Tras el desplome de 2023, la industria enfrenta hoy un doble desafío:
1. Macroeconomía interna: La falta de estabilidad cambiaria y el aumento de costos han puesto en jaque la rentabilidad del eslabón primario, presionando los precios de la uva.
2. Competitividad externa: A pesar de la ligera subida en el precio promedio del vino fraccionado a 4,26 dólares por litro en 2024, la competencia obliga a una diferenciación constante.
La Oportunidad Estratégica: Nichos y Diferenciación | Es en este contexto de reconfiguración global donde la experiencia y el conocimiento del Copgrem resultan cruciales. La consigna ya no es exportar más volumen, sino mayor valor y mejor prestigio.
La demanda internacional que prioriza productos de origen local y sostenibles se alinea perfectamente con las fortalezas del vino mendocino:
* Vinos de Alta Gama y Diversidad: Los datos recientes muestran que los precios más altos se alcanzan con varietales como el Cabernet Franc y el Pinot Noir (con promedios de hasta 6,8 USD/L y 5,8 USD/L, respectivamente en 2022). Esto subraya la necesidad de diversificar el foco estratégico más allá del Malbec de volumen, impulsando el potencial premium de toda la paleta varietal mendocina.
* Trazabilidad y Seguridad: El sistema de trazabilidad desde el viñedo hasta el consumidor final es una ventaja competitiva única para Argentina. En un mercado que desconfía de las cadenas largas, ofrecer certeza sobre el origen y el proceso es un activo invaluable.
* El Nicho Orgánico: El vino orgánico argentino ha crecido a contramano de la tendencia global, marcando un camino de rentabilidad y responsabilidad que debe ser prioritario para los productores que buscan mercados más exigentes.
Un Horizonte de Resiliencia: La Agenda 2025-2026 | La visión de futuro del sector debe centrarse en dos pilares:
> Conexión Global Directa: La designación de Mendoza como sede de Vinexpo Explorer 2025, que atraerá a 80 importadores internacionales de alto nivel, es un hito que demuestra el reconocimiento de la provincia como una región emergente de prestigio. Estos encuentros son plataformas inmersivas que facilitan las alianzas estratégicas para asegurar la exportación de vinos fraccionados de alta gama.
> Mercado Interno Sólido: Si bien la exportación es vital, los referentes del sector coinciden en que el eje estratégico de corto plazo debe ser la estimulación de la demanda nacional, reconectando al consumidor argentino con el vino como producto cultural y de consumo cotidiano. Esto, sumado al desarrollo del enoturismo, fortalece la resiliencia del sector ante la volatilidad externa.
En Conclusión | La ralentización del comercio global, marcada por la presión arancelaria, obliga a la reflexión. Para el vino mendocino, el camino no es la supervivencia, sino la consolidación del prestigio. Al enfocarse en la calidad intrínseca del terroir, la trazabilidad enológica y la certificación de la sostenibilidad, el Consejo de Enólogos de Mendoza puede guiar a la industria a capitalizar las nuevas exigencias del consumidor mundial, asegurando que el crecimiento futuro se mida no solo en litros, sino en el valor sostenido de cada botella exportada.




